Bienvenido a nuestro Museo-Obrador
Hemos creado para usted un espacio que evoca la magia de los obradores de antaño, aquellos de mediados del siglo pasado donde la pasión y el arte se unían para dar vida a los dulces más deliciosos. Aquí, seguimos fielmente las enseñanzas de aquellos maestros, utilizando materias primas cuidadosamente seleccionadas y el toque experto de manos que han heredado un legado de amor por su oficio.
Cada proceso se realiza con esmero artesanal, como se hacía por entonces, renunciando a la producción en masa en favor de la autenticidad y la textura que solo se encuentra en productos hechos con dedicación. Aunque esta forma de trabajar pueda limitar nuestra capacidad productiva, estamos convencidos de que vale la pena para lograr la excelencia en cada dulce que sale de nuestro obrador.
Nuestro horno de leña, que sigue ardiendo con la misma pasión que en tiempos pasados, nos permite alcanzar niveles de exquisitez que transportan a nuestros clientes a su infancia. Para aquellos que recuerdan con cariño los mantecados y polvorones de antaño, nuestra dulcería es un oasis de nostalgia donde reviven esos momentos de placer y sabor inolvidables.
La esencia de Dulcería La Abuela Asunción es la pasión por mantener viva la tradición y la dulzura artesanal. Cada dulce lleva consigo el cariño de generaciones pasadas y el deseo de hacer felices a quienes los prueban. Es un lugar donde el sabor es más que un gusto, es un abrazo cálido que nos recuerda la importancia de las pequeñas cosas en la vida.
Obrador
Hace ya más de tres décadas, durante un viaje que hicimos mi esposa y yo por las bellas tierras de Mallorca, tuvimos la ocasión de visitar una empresa en la que se mostraba, en distintas ventanas, los diferentes procesos de fabricación de sus productos. Nació en mí entonces la ilusión de mostrar cómo elaboramos aquello de lo que me siento tan orgulloso.
Finalmente, en el año 2017, ese sueño se hizo realidad. Nuestro Museo-Obrador Dulcería La Abuela Asunción abrió sus puertas para dar vida a lo que hoy el visitante puede admirar: excelencia, fragancias embriagadoras, armonía en cada detalle, buen gusto y una dedicación incomparable. Creamos un pasillo donde los curiosos pueden observar cada etapa de nuestro proceso artesanal: desde el cernido de la harina hasta la delicada elaboración manual, pasando por la cocción en nuestro horno de leña. Todo ello a través de un cristal culminado con celosías de madera para dejar traspasar los aromas propios de nuestro obrador, ambientado con música clásica y operarios pertrechados con trajes de época. Ellos como los antiguos barquilleros y ellas como la tendera representada en una de nuestras latas de Joyas Navideñas.
Además, en nuestro museo encontrará tesoros únicos, como una colección de juguetes de hojalata, una antigua puerta de entrada bellamente labrada a mano, una caja registradora de 1917, un antiguo paragüero sombrerero, que me ha sido imposible datar, un organillo que aún funciona y una máquina de barquillos de 1847, la cual es puesta en marcha cuando tenemos visitas programadas.
En definitiva, nuestro museo es un lugar lleno de curiosidades y encanto, donde cada visita es una experiencia que cautiva los sentidos y el corazón.